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215 , desde que nacié hasta que subié al cielo: asistia cada dia 4 E la celebracion de los misterios divinos, y recibia tambien E - cada dia el pan de los Angeles: de modo que podemos creer piadosamente que fué su pecho un relicario sagrado, en el . cual vivia siempre su Hijo sacratisimo: instruia 4 los igno- rantes, consolaba 4 los afligidos, y daba de su pobreza a los menesterosos. _ Era inefable la alternativa, en que vivia el alma de la Virgen sagrada, pues la contemplacion continua de la vida de su Hijo elevaba su espiritu 4 las regiones de los biena= venturados, no pudiendo recordar lo que paséen Bethlehem, en el Thabor, en Bethania, y en el cendculo, sin sentir de nuevo aquellos gozos celestiales que entonces tuviera, al ver 4 Dios reconocido, adorado, y glorificado de sus criatu- ras: prorumpia entonces en coloquios inenarrables con su Hijo, alabéndolo por sus grandezas infinitas, bendiciéndolo por sus misericordias, y engrandeciéndolo porque habia — hecho tantas maravillas de amor, habiéndose dignado Ila- marla 4 ella 4 ayudarle en los trabajos, 4 pesar de ser tan baja 6 infima. Pero no se detenia el alma,de la Virgen en estas escenas deliciosas para st corazon: sino que pasaba 4 considerar aquellas, cuya reminiscencia era para ella una espada de dolor, tanto mas aguda, cuanto'era mas delicada y perfecta la imaginacion con que se las representaba. Del desamparo de Bethlehem pasaba 4 las angustias de su fuga & Egipto; de aqui subia 4 las amargas idas y venidas de tres dias buscando 4 su Hijo perdido, y despues entraba en la escena de su sagrada Pasion, pensando ¢ n las”-conjura- ciones de sus enemigos, en las asechanzas su vida, y viéndolo sin cesar preso, irrisionado, abofeteado, azotado, lacerado, clavado y muriendo entre las agonias y desola- cion de la cruz, Pasaba absorta en esta contemplacion los dias y las noches, renovandosele sin cesar el dolor de ‘ aquellas penas, que habia sufrido su Hijo, y doliéndose de su flagelacion y crucifixion, como si atin estuviese presen- ciando las escenas sangrientas. Era esta la, vida intima y escondida de la Maite de Dios, en la cual echaba los cimientos del imponente y grandioso *
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