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Virgen creyé, para que nos hagamos dignos de alcanzar las - promesas de su Hijo, y veamos algun dia su gloria en el cielo. : 4 5 i Venida del Espiritu Santo. hee Tenia tanto de arrobador y beatifico el espectaculo, que se habia desarrollado en presencia de los Apéstoles, que hu- biera sido dificil que saliesen del éxtasis en que estaban al contemplarlo. Fué necesario, que el mismo Sefior, que con tanta gloria franqueaba los espacios, mandase 4 dos de sus angeles, para que les dijesen, que algun dia volveria su Maestro con la misma magestad, con que lo habjan visto — subir al cielo. Pero, oido el razonamiento de los enviados soberanos, y rebosando de gozo por las glorias que habian visto, y por las que habian de ver, cuando su divino Maes- 4. 4 de la‘cual hemos tenido repetidos ejemplos en la Iglesia, siendo muy co- nocidos el de San Antonio de Padua que estuyo 4 un mismo tiempo en Italia y en Lisboa, el de San Alfonso Marfa de Ligorio que se hallé 4 un - mismo tiempo en Ndpoles y en Roma junto 4 Clemente XIV moribun- do, y el del Venerable Orozco, que estaba en América,y al mismo tiem- po se le vid jurfto al lecho de su padre que estaba espirando, y 4 quien auxiliaba. No nos sorprende lo que dice la Y. M. Agreda, porque eso no saca 4 la Virgen de su sér de pura Criatura. La posibilidad de esa ele- vacion no puede ponerse en duda: antes que la V. M. Agreda-habia di- cho San Isidoro de Tesalénica las siguientes palabras, |as cuales yerda- deramente asombran. «Si Dios no hubiera determinado hacerse hombre, — no habria tenido ‘la tierra la suerte de tener -entre sus moradores 4la Virgen, que es mas alta que los Serafines. Y si Dios por su magnificencia hubiese criado este portento, no*habrfa permanecido por mucho tiempo entre los hombres, viviendo 4 la manera de ellos, pues su vida interior nada tenfa de comun con ellos: antes bien, despues de aparecer un ~ . tiempo entre los hombres, lo que hubiera hecho Dios para demostrar 4 estos, que él puede criar 4 quien es superior, aun 4 los que son de mas ~ alto origen que la tierra, hubiera volado 4 los cielos para sentarse alli én cl solio competente.» (Div. Isidor. Thessalonic., s¢rm. in Deip. Annunt., n.* IX.) Oido esto, ya no causa admiracion lo que dice la Madre Agreda.