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wr. en que se encontré Maria, no puede« 192 id Dae Oe ghoriaa:: §. k A : % = aiid Ka Resurrececion. : ‘ : . * 5 - = te Si una gracia singular y extraordinaria no hubiese sos- tenido 4 la Madre de Dios en los diferentes lances de su. vida, no habria podido la naturaleza humana sobrellevar el peso de grandezas que cargaron sobre ella. Porque, en Maria todo lo que emana-de su divina maternidad, 6 tiene relacion con ella, es no solo grande, sino en cierto modo infinito, como dicen los santos doctores. Desde que su Hijo. -espiré y fué encerrado en. la ldbrega mansion. de los muertos, la soledad imaginacion, ni expresarla ninguna lengua: cielo». tierra, is angeles y hombres eran para su corazon co dos, tenebrosos, inanimados,y glaciales, pues habia muerto_ quien da 4 todos existencia , animacion y vida. Vivia ella, — es si, en medio de las santas mugeres que la acompafiaban: re- cibia 4 Pedro llorosoy compungido, & sus condiscipulos te- merosos y ruborizados: pero su corazon y sus pensamientos — estaban en el sepulcro, envueltos entre las fajas y mortajas que cubrian el cuerpo de su amado Jesus. Era una desgracia infinita la pérdida de su Hijo Dios, y la soledad y amargura subian 4 un punto que tocaba en lo inmenso é infinito. Mas, entre tanto ese mismo corazon vivia animado con una fe pura, ardiente y vigorosa, pues sabia infaliblemente que al tercer dia saldria su Hijo triunfante y glorioso de en- tre las moradas cavernosas, quitando 4 la muerte, no solo sus trofeos y victorias, sino hasta su aguijon. -séres enluta- — ‘Ai il ts Ba allie agp
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