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188 Pe aks voluntad, ellos rinden 4 su Hijo’los homenages de Ja’ glor mientras ella le tributa los de las lagrimas por las ignomi- nias que ha sufrido. ;Ah! Qué era ya esa chusma del. Hudblo ‘ vil, que habia dado muerte al Salvador? Raza de viboras, hez de aquel pueblo, grande en otros tiempos y creyente, que habia formado en épocas lejanas las complacencias de Dios, nada tenia que ver con lo que Maria representaba. Reina de los Patriarcas y Profetas, ella sola representaba 4 Adan, & Noé, 4 Abraham, 4 David, 4 Moisés, 4 Aaron, 4 Fi- _ nees, 4 Isaias, 4 Daniel y Malaquiasy 4 muchos millares de _ justos del pueblo santo, quienes'en Maria rendian adoracion al Dios que habia muerto en el Calvario. = Llevando pues la representacion del cielo y de la tierra, fué marchando Maria con el cuerpo de su Hijo al sagrado sepulcro, dondo lo deposité, cuando el sol se habia ya escon- | dido detras del gran mar, y empezaban las estrellas 4 vibrar en la béveda celestial. Alli lo enterré; y bien pudiera decirse que alli enterré su propio corazon. ;Pobre Madre! En un dia habia pasado por tan tristes escenas, que del colmo de la felicidad podia decir que habia caido en el abismo de la des- gracia: mejor que el Profeta, ‘que parodiaba la Jerusalén coeblibs podia quejarse de que Dios habia llamado contra ella el tiempo, y de que’ este, como un gigante, la habia al fin aleanzadoen su marcha, y habia prevalecido sobre ella’. Las glorias de Nazareth, las alegrias de Bethlehem, las sa- tisfacciones de los dias de la infancia y juventud de Jesus, todo queda encerrado en la lé6brega tumba. Concluido asi este acto desgarrador, Maria se retira enlutada como la luna que alumbra sus pasos, palida como las luces linguidas de las estrellas, trémula y convulsa como lo ha estado pocas horas antes la naturaleza viendo morir 4 su Criador, y fria y cons- ternada, porque se fué de su lado quien la consolaba. — jAh! No es posible contemplar esta ultima jornada, que hizo’ la Virgen con su Hijo acompafidndolo al lugar del su- _ plicio, estando con él en el teatro de la escena, que hizo que ~* Vocavit adversum me tempus. (Thren. cap. 1, v. 15.)

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