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re = oe om ie ee we ll Entonces todas aquellas cosas buenas, y muy buenas, eriemigo, obedecieron 4 la sentencia infalible de Dios, y to- maron todas un aspecto lugubre. La tierra y el mar, y la corona de las estrellas estaban en silencio, y no cantaban ' himnos: ni ningun collado, ni cosa alguna de las que el ,Profeta invitaba & alabar al Criador, le modulaba canticos. _ Hasta los mismos cielos, que estan pregonando siempre la sus maravillas. Todas las | cosas habian perdido su natural " hermosura, porque veiangue aquel, por quien habian sido - hechas, se habia entregado 4 mala vida.» Hé aqui el mun- do antiguo: veamos el nuevo. ; «Todas las criaturas, que fueran hechas para deleite del hombre, yacian mudas, escudlidas y como muertas. Mas, ‘como el hombre, que habia sido causa de sus propios males y de los agenos, era una obra tan insigne de Dios, y con- ~ venia que fuese rehabilitado por un exceso de misericordia del mismo Dios. ;Qué sucede? ;Qué prodigio tan admirable se opera? Dios mismo determina poner sus plantas en la tierra: y se busca entre los hombres uno que lo reciba, para sacar 4 su linage de la esclavitud, y devolver 4 todas las criaturas la hermosura que casi habian perdido. Mas, por muchos hombres insignes que hubiesen venido al mundo, como por ejemplo, aquel Moisés hacedor de tantos porten- tos, aquel otro, 4 quien “podemos lamar portero del cielo, Elias, y toda esa corona gloriosa de profetas, ninguno de ellos sin embargo fué encontrado digno de - aquello, para que se necesitaba. »Por fin, aunque despues de muchos tiempos, aparecid ‘aquel hombre nuevo, tinico capaz de recibir 4 Dios, ele- mento verdaderamente grande y vivificador, rocio celestial, vaso hecho para contener 4 Dios, la hermosisima nifia, la Virgen, por la cual el hombre se encuentra libre de aquella calamidad, ,¥ Trecupera aquella dignidad ‘antigua, siendo colocado en su trono régio, burldndose asi de.su engafia~ dor, y atandolo 4 él con las mismas cadenas, con que él ha- bia constrefido al hombre. Ostentan ya desde aquel mo- viendo 4 su sefor, como maniatado y esclavizado por el - - gloria de Dios, estaban ociosos, y se olvidaban de contar — ' i j - & : pannpruntcineeetereminniimemeen Se eee

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