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181 Calvario, es un misterio incomprensible & riuestes débil ins teligencia. Pero entre tanto, hemos de pensar, que Maria _yepresentaba en su persona y en sus acciones por aquellos momentos la persona misma del Eterno Padre: porque sien- do este inmenso por esencia, no puede trasladarse de un lugar 4 otro, pues todos estan dentro de su inmensidad: sin embargo, complaciase desde el trono de su gloria en mirar 4 su inocentisimo Hijo, que con tanta obediencia marchaba al sacrificio, que 61 mismo como Sacerdote eterno hacia de si mismo, como victima de propiciacion por los pecados del mundo. Era el Padre Eterno, quien tenia el fuego del amor en que iba 4 arder y consumirse esta victima: era él, quien tenia*tambien la espada de la justicia, levantada hasta que su Hijo inclinara la cerviz para recibir el golpe y morir, dando vida al mundo: y no pudiendo marchar tras de aquel que por nuestro amor se hiciera hombre, dié 4 Maria este fuego del amor, y esta espada de la justicia, para que el Hijo Hevara la lefia y la Madre la llama en que habia de _ abrasarse la victima. Maria va por tanto, como investida de los atributos de la Paternidad infinita, para aceptar el gran holocausto, y decir al Padre que perdone al mundo, pues murié su Hijo. Con esta fe va marchando al Gdlgota, y con - la misma debemos seguirla nosotros para contemplarla al iado de la Cruz, y arene en su 1 ejemplo cémo hemos de amar 4 Dios. . 470 gloriosisima Madre, en ese atte con que has recorrido las calles y plazas de Jerusalén tumultuaria, ‘sin temer los aceros desenvainados, ni el furor de los Sayones, ‘no pode- ‘mos menos de reconocer 4 aquella alma enamorada toda de Dios, que decia que irfa 4 la montaia de la mirra y al collado del incienso '. Marcha, 6 Princesa generosa; marcha, que cuando tu Hijo sacratisimo ofrezca su sacrificio, y suba al cielo el olor suavisimo de su oracion, tambien subiran los preciosos aromas de tu martirio, y asi el mundo sera salvo. Mira ahora, 6 Reina de los Martires, desde el cielo 4 _ * Cant. cap. 4, y. 6.

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