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173 condida con sus compaiieras llorosas en los angulos mas oscuros de aquellos muros, dentro de los cuales se cometian tantas iniquidades! Un juez inicuo, que tiene bastante cri- terio, para conocer la inocencia del preso, no tiene valor para defenderla: y arrastrado de las miras de una politica mun- dana, primero adopta medios prohibidos por la razon y la justicia, para aplacar el furor del populacho; pues manda dar 4 Jesus un castigo, paliado con el nombre de correc- cion, siendo en realidad una pena capital, puesto que, no solo un hombre, sino veinte hubieran muerto con el diluvio de azo- tes, que mando dar al Redentor: despues permite que sus sol- dados lo conviertan en rey de farsa, y que lo coronen con,dolor éignominia, presentandolo él mismo al pueblo, para excitarlo & que se compadeciese: mas tarde lo nivela con un asesino salteador de caminos: y por fin, lo condena 4 morir contra el dictaémen de su conciencia, ora por captarse las simpatias del- pueblo sedicioso, ora por no perder la amistad del César. Vié la Madre dolorosa todas estas escenas, sin pasdrsele ninguna: vid como su Hijo, obedientisimo 4 la érden feroz de un yerdugo, se desnudé todo, quedando sus carnes vir- ginales expuestas 4 las risotadas de la soldadesca soez; lo vid atar 4 la columna, y recibir seis mil azotes, empezando por su érden dos verdugos con nervios durisimos, conti- nuando otros dos con sogas nudosas y remojadas, y conclu- — “ yendo los ultimos con cadenas de hierro: lo vid caer en la .balsa de su‘propia sangre, :cuando un soldado, compadeciclo de tanta atrocidad como se usaba con el acusado, corrié i él, y de un sablazo corté las correas con que. estaba atado a la columna ‘. ;Ah! Nuestro entendimiento no tiene suficien- _ te fuerza, para comprender cémo una madre tan amante de su Hijo pudo yer escenas tan acongojadoras, sin caer cien veces desmayada, 6 sin haberse muerto 4 la primera. Llo- raba 4 torrentes la Madre, dice San Anselmo *, y salian arroyos de lagrimas de sus ojos castisimos, cuando veia que su amado Hijo era maltratado delante de ella. 1 §. Birgit, lib. 1 Rev., c. 10. 2 De compas. B. Y. M. we] “ee

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