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170 cie de habito sobrenatural hasta 4 lanmas minima respiracion — de esta Sefiora. Seéntado esto, no hay para qué detenerse en decir, que asi como es inenarrable Ja pasion de Jesucristo, lo es-tambien cuanto acaecié en ella 4 su Madre: pero diremos lo que la tradicion piadosa nos ensefia, y lo que se colige de las pala- ‘bras de los Evangelistas: pues como afirma el P. San Leon, por lo mismo que la Pasion del Redentor es inefable, abunda la materia para estar hablando siempre de ella, no pudien- do nosotros, por mucho que hablemos, decir cuanto encierra este portento de la misericordia divina '. Y en efecto, jquién ha sabido perfectamente lo que Jesus padecié desde el huer- to hasta casa de Anis, y desde esta 4 la de Caifis? ;Qué len- - gua humana ha podido contar las afrentas é ignominias, que padecié en la noche aciaga, en que su santo rostro fué tra- tado como una cloaca, donde primero los grandes y los no- bles, y despues la vil canalla, esputaban con hediondez? {Quién contaré los empellones, patadas y golpes que llevéd, Jos sarcasmos y vituperios que oyé, y los. traspiés, tropezo- nes y caidas que le hicieron dar, desde el palacio de Caifis al de Pilato, desde el de este al de Herodes y desde aqui al Pretorio, donde fué-sentenciado? ,Quién ha contado los azo- tes que le dieron, las heridas que le hicieron con las espinas, las veces que los sayones lo arrastraron, y las que lo denos- taron, llamandolo embaidor, blasfemo, revoltoso, y profeta falso? ;Ah! No ha habido sino un solo sér criado, que pudiera soportar en su entendimiento y memoria tan enorme. cuen- ta, y este era la Madre del paciente, que lo siguidé casi 4 to- das partes, viendo sus padecimientos de cerca, y oyendo los golpes y dicterios, sin que uno solo dejase de llegar 4 su corazon, aunque alguno.se escapase 4 su vista. : Habia venido efectivamente.la Virgen 4 Jerusalén, para ver si podia proporcionar con su presencia algun alivio 4 su amado Hijo, y este deseo de su corazon la conducia’ en alas del amor tras de sus huellas dolorosas. No pudo sin embar- ! Serm. u, de Passion. Dom, ‘ -

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