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‘ io: 273 " Ja Virgen, ordenado inmediatamente 4 dar 4 Dios la vida temporal, fué el mas hermoso que se ha visto en este mundo, no pudiendo el género humano tener otro como él. Cristo, decimos, es el mas hermoso de los hijos de los hombres, y su Madre es @ el érden de Ja naturaleza la mas hermosa de las mugeres *. No tema nadie fijar sus miradas en esta Virgen sacratisi- ma, cuya vida vamos 4 referir; porque es tanta la gracia es- piritual que tiene, que no solo la hace ser siempre Virgen, sino que hace puros y castos 4 los que la miran, como afir- _maSan Ambrosio?. «Nadie la ha mirado, dice Santo Tomas, que no haya sentido abrasarsele el corazon en amor de la pu- reza;» * nadie ha estudiado su vida, que no haya conseguido la verdadera sabiduria; nadie ha buscado 4 esta Virgen, que no haya encontrado la vida eterna, la salvacion. Y no teme- mos afirmar, que nadie se condena, con tal que llegue 4 te- _ ner en su. corazon algun afecto hacia esa Virgen sagrada; pues por pecador que sea, con tal que ame 4 la Virgen, al- gun momento ha de llegar, momento arreglado y circuns- tanciado por la mediacion de la misma, para que el pecador abra sus ojos, entre dentro de si mismo, levante sus mira- das al cielo, se arrepienta de sus culpas, y alcatice perdon y misericordia. Esta es la doctrina de los Padres y la fe de la Iglesia ca- tolica, todo lo que compendia el precioso soliloquio, que in- sertamos para concluir esta materia, tomandolo de la fuente purisima de la tradicion *. Dice asi: «jOh, qué luz nos ha resplandecido, 6 Virgen sagrada! ’ j0h, qué gozo nos ha sobrévenido! jOh, qué tesoro ha sido puesto en nuestros armarios! ;Con qué te pagaré este favor que me has hechoy6 Virgen? ativan sera digna de ti, ! B. Dionys. Cart., lib. 1. de Laud. Virg. ; 2 De Institut. Virgin., cap. 7. 5 In 3. dist. 3. q. 2, a. 2. 4 El monge Jacobo, de la Iglesia griega, en el Sermon sobre la Visita- cion de la Virgen 4 Santa Isabel, pone este discurso en los labios de Za- carfas, dando por supuesto, que aquella estuvo en su casa, hasta que na- cid el Bautista. TOMO I. : 18

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