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J ee es ) 3 : - * Aa Como Dios no “hisen ihe cosas, sinohigh que “jruarden la 2 mas perfecta armonia entre si, no ha criado 6 formado sér alguno, infimo, medio, 6 supremo, sin que lo haya coordina- do con sabiduria como dice el Sdbio', y que no tenga su pe- so, su medida, su ntimero. Pero, ademas de esta armonia uni- — versal, que hay en todo el mundo, en cuyo conjunto ‘el in- secto. mas insignificante esté en relacion con el cuadrapedo mas desmedido, y el riachuelo mas ténue con los rios mas caudalosos, hay ciertos objetos y ciertas sustancias hechas por Dios para estar-en relacion continua, intima, é inmedia- ta, y ayudarse mutuamente 4 completar sus operaciones, en. los cuales es necesario que haya tal reciprocidad de perfec- ciones, que la union sea en ellos natural, amable, perfecta, y agradable, siendo por consiguiente la desunion violenta, triste, -desconsoladora y aflictiva. ; MA! ees te a er ed _Y esto sucede cabalmente con el alma yel cuerpo ‘attain ae no, hechos por Dios para-vivir siempre juntos. Dios los hizo ‘el uno para el otro, dindoles las perfecciones necesarias pa~ ra que viviesen unidos, y esta union fuese agradable a los dos. Si el primer hombre no hubiese faltado 4 lo que Dios le mandé en el paraiso, no hubiéramos visto un solo cuerpo imperfecto; ni hubiéramos conocido los defectos que vemos en algunos, defectos, que impiden muchas veces que el alma desenvuelva sus potencias, 6 que adquiera la perfeccion de que es capaz, y para cuya asecucion ha sido unido el cuerpo al alma. Sin embargo, como el pecado no destruy6 la esen- cia de la naturaleza humana, asi como despues de él quedé en nuestra alma la imagen de Dios completa, aunque si algo — afeada por la culpa, y. viciada toda el alma por la propen- sion 4 la concupiscencia de lo terreno, asi nuestro cuerpo § Sap. cap. 11,v. 21.
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