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ae a ee la Virgen de carne corruptible, valia delante de Dios mas que todos ellos juntos, porque Dios moraba en é] como ‘en el . cielo, y habia sido un verdadero cielo. - Pero, no hemos de comparar 4 los angeles con la Vinge despues que fué Madre de Dios, sino antes que llegase en realidad 4 esta dignidad. Puestos'en aquel caso, los Angeles .son criados, son ministros, son dulicos, mientras que la Vir- gen es Reina, es Sefiora, es Soberana absoluta: pero puestos en este, no hay esta desproporcion: ellos son principes del cielo, jefes de la milicia celestial unos, gobernadores del mundo. otros, custodios y centinelas:de imperios estos, em- bajadores de Dios aquellos: y por fin, todos son tan grandes en el reino de los cielos, que el menor de ellos es mayor que los grandes santos y profetas'; mientras que‘la Virgen no es mas que un individuo de la naturaleza humana, hija ‘de padres que vinieron al mundo con el peso del reato univer- sal, y condenados 4 morir como los demas hijos de Adan; porque.para ellos, asi como para todos los vastagos de la gran familia humana, se habia dado el decreto de Dios, que los sugetaba 4 las penas temporales de frio, hambre, desnu- dez y trabajos y muerte temporal en esta vida, y en la otra a ser relegados para siempre de su presencia en el cielo. La diferencia 4 primera vista aparece, no solo grande, sino de proporciones incalculables en el] 6rden moral, asi como én el de las cosas. Y sin embargo, la Virgen, que es un individuo de la especie humana, degradada y envilecida por la culpa, _ es mucho mayor que los espiritus en perfeccion, y los deja atras 4 todos, no pudiéndose parangonar con ella ni aun los mas encumbrados, es decir, los que mas se‘acercan al — de Dios. otdhys ¢ 4 tf Esta excelencia de la Virgen ite ‘a angeles empezd con el primer, instante de su vida y fué en ella como una cosa aneja & su modo de ser, por haberse diferenciado e] modo de su santificacion de lade los éngeles de una manera sorpren- dente. A todo lo que constituye 4 la Virgen en su sér de pura * Matth. cap, 11, v. 11.
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