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rn 17 mismo libro se dice tambien, que un pariente corea- no eché vino en una copa, lo gusté, lo did 4 gustar 4 los dos esposos, tomando despues un nino la copa y rompiéndola ‘en. muchos pedazos, lo que sin duda se haria con alguna significacion '. Tuvimos un verdadero disgusto al leer estas descripciones, porque en realidad, concedemos que puedan escribirse las cosas que atafien 4 la Virgen en estilo florido, que se intercalen episodios encan- tadores, tomados del conjunto de las bellezas que Dids ha derramada en- la naturaleza *; lo conce- mos que ¢ peeticcen ts una wurtija de alabastro oritu- tal bastante gruesa, y que solo pudo servir para el acto del desposorio, pero no para llevarlo al dedo. ;Por qué pues se ha de decir que llevaba pendientes y brazaletes de oro la modestisima Esposa del Espiritu Santo? ‘ Esta ceremonia la hacen los judios hoy dia en Fran- cia en sus sinagogas, y creen que si la copa se hace mu- chos pedazos, han de tener gran sucesion. Todo esto es su- _ persticioso, propio si de ese pueblo que vive con los ojos . vendados hace diez y ocho siglos; pero nunca accederemos — creer, porque diga Basnage en su libro de Instituciones de que as{ lo hacen los judios, que lo hiciese en su boda la hija de Abraham, de Jaooh. y de David; ae quienes . no leemos que lo hicieran. © ? Bellas son las que aos el eee iecians histo= ria de la Virgen al describir valles, montes, rios, colinas y paisages: pero es muy forzado lo que se dice en el libro VII, al describir el viaje de la Virgen recien casada de Jerusa- lén 4 Nazaret. Atravesaron, dice, las montaias de la Samaria, en que el dguila desde lo alto de su nido los miraba, sim impor- tdrsele poco ni mucho que pasasen por allt. Confesamos que, por mas vueltas que hemos dado 4 nuestro entendimiento, no hemos podido encontrar. una razon, por la cual este rasgo de -’ poesia entrase en la historia del viaje de los Esposos. TOMO 1. 2

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