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222 lencias y prerogativas, si no las poseyera para ser nuestra _ Madre, nuestro consuelo, nuestra alegria, nuestra esperan- za, nuestro refugio, nuestra guia, nuestra estrella, nuestro | puerto, nuestras delicias, nuestro cielo. Y por cuanto Maria es todo eso, concluye su oracion como sigue: — _ «Pero, 6 purisima y dignisima de todaalabanza y de todo obsequio, armario dedicado al Sefior que excedes la condi- cion de todas las criaturas, tierra virgen, campo no arado, vid floridisima; vaso de licor celestial, fuente de rioos ma- nantiales, Virgen fecunda y Madre virginal, tesoro escon- dido de riquezas y hermosura de la santidad; haz de tal ma- — a nera, que por medio de tus oraciones, que tanto pueden con el Sefior Criador de todas las cosas, porque titienes con él auto- ridad de Madre, pues es tu Hijo, engendrado en ti sin obra de varon, haz, repito, que las cosas eclesiasticas sean bien gober- nadas y ti misma las conduzcas 4 puerto seguro, y libres de las olas hinchadas de las heregias y de los escéndalos. Ves- tid ricamente los sacerdotes, de justicia, y de la alegria de lafe probada, inmaculada y sincera. Dirige en estado préspe- ro y tranquilo los cetros de los Emperadores cristianos, que prefieren 4 la purpura, al oro, 4 las margaritas y demas pie- dyas preciosas, el tenerte 4 ti por diadema y ornamento se- guro de sus dominios. Sugeta 4 sus pies 4 las naciones infie- les y barbaras que blasfeman de su nombre, y del de Dios, cuya Madre eres. Sed la protectora del ejéreito en tiempo de guerra, pues él siempre milita bajo de tu amparo, y confir- ma al pueblo, para que, conforme Dios lo tiene mandado, persevere en el obsequio suave de la obediencia. Sed el muro inexpugnable de esta. ciudad que te tiene 4 ti como 4 torre de refugio y cimiento que la sostiene *. Preserva la habita- cion de Dios y el decoro del templo de todo mal: libra 4 4 Esta oracion fue dicha en el templo de la Virgen llamado en Calcopra- dos, que era un barrio de Constantinopla. Esta ciudad ha sidouna de las mas devotas de la Virgen, pues celebraba con el mayor entusiasmo sus fiestas. Los oradores mas célebres como San Tarasio, Jacobo el. Monge, y los dos Germanos pronunciaron discursos brillantisimos en sus festivi- dades. Entonces la noble Bizancio poseia las reliquias mas venerables, ’
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