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211 asi como debe & su Padre su divinidad, por ser engendrado por él eternamente Dios, asi tambien debe 4 la Virgen la humanidad, pues ella lo engendra hombre Dios. Pero al Es- pirita Santo va 4 pertenecer de otro modo, el cual esté en armonia con su procedencia del Padre y del Hijo, contra-_ _yendo con la Virgen un vinculo de union de voluntades, de comunion ‘de’ intereses, de identidad de fin; pues asi como el Espiritu Santo es el lazo eterno, que une al Padre y al. ‘Hijo de quienes procede, asi en la Encarnacion del Hijo en las entrafias de la Virgen, es él quien ha de levar 4 su wl- timo fin cuanto-en los consejos divinos se ha determinado, para que la generacion temporal del Verbo se ejecute sin detrimento de la integridad de la misma Virgen. El Padre envia al Hijo para que se haga hombre, y el Padre y el Hijo envian al Espiritu Santo, para que en union con Maria for- me el cuerpo que ha de tener en la naturaleza humana. Maria debia ser por tanto la Esposa del Espiritu Santo, y lo denota asi el contenido de la embajada del cielo, pues se ve alli cuanto se ve en cualquiera desposorio, y mucho. mas en los que se celebran entre los principes. El Espiritu - Santo tiene que concurrir simulténeamente con la Virgen 4 la generacion temporak del Hijo de Dios en ella. La Virgen se pondré en manos de Dios, para que todo se cumpla en ella segun sus decretos; dard su cuerpo, sus jugos, sus humores, su sustancia y su vida, para que el Hijo de Dios se haga hombre: pero el Espiritu Santo tomaré una partecita de ese cuerpo, tna gota de esa sangre, y de esos liquidos virgina- les formard el cuerpo humano mas fino, mas perfecto y mas’ delicado, que ha tenido toda la descendencia de Adan: criara de la nada una alma y la infundird en el mismo instante en el cuerpo ya formado, y simultdneamente: se unird 4 este cuerpo y desta alma el Verbo divino, resultando de ahi, que desde aquel instante, el Hijo de Dios sin dejarlo de ser, quedara hecho hombre. ;Perv como hard todo esto el Espiritu Santo? Hay en la embajada de Dios 4 la Virgen tanta grandeza por parte de é1, que se queda el entendimiento humano até- nito y paralizado al contemplarla; pero, si deseando dar al mismo entendimiento una especie de descanso, pasamos 4

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