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209 érden superior 4 las leyes de la naturaleza humana, yque de- bian faltar dos cosas en el 6rden natural de la generacion, las _ cuales sin embargo habian de ser sustituidas por una virtud sobrenatural. La primera de esas dos cosas era la persona humana, la cual no debia dar subsistencia 6 ultimo comple- mento 4 la misma naturaleza,' porque venia el Verbo divino 4 darsela. Otra cosa debia faltar en esta generacion tempo- _ ral,y era toda cooperacion de las criaturas 4 la formacion del cuerpo del mismo Verbo, pues habia Dios anunciado que su Hijo habia de ser concebido y engendrado por una Virgen, -y que habia de darlo esta 4 luz quedando siempre Virgen '. Dos portentos eran estos, para cuya ejecucion no tenia fuerza la dichosa muger que fuese escogida de Dios para ser su Madre. Era preciso que la virtud del Altisimo cubrie- se & esta Virgen, para que concibiese sin obra de varon: porque ella en efecto, podia consentir en ser Madre de Dios, rechazando toda obra que no fuese de su mano; mas su vir- tud natural no llegaba 4 tanto, que con solo.su querer en- gendrase en su seno un cuerpo, al.cual se uniese el Hijo de Dios. Tenia que venir en su auxilio una virtud sobrenatural, haciendo en ella cosas grandes y admirables: ella cedia gus- tosa su cuerpo, su sangre, sus humores, su vida misma; ella queria concurrir activamente 4 esta obra, dando calor, animacion y existencia al cuerpo del Hijo del Eterno Padre; pero, no queriendo ella dejar de ser Virgen, no pudiendo, no debiendo intervenir en esta generacion obra de varon, si Dios no obraba un Portento, la Encarnacion no se cenit caria. _ En efecto, ‘lepeas el cumplimiento ds fos tiempos, - . Virgen Maria interpelada por el embajador celestial sobre el gran designio de Dios, contesté en dos palabras, exponien- do lo imposible de ser ella madre, por no ser compatibles en el curso ordinario de la naturaleza, la virginidad y la ma- ternidad, y lo dispuesta que se hallaba 4 que se cumpliese en ella lo que Dios quisiese bacer. «Has hallado gracia en 1 Tsai., cap. 7, v. 14. TOMO I. . 14