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Germanos, los Metodios, los Sofronios y los Epifa- nios; incansables los Agustinos, los Gerénimos, los -Ambrosios , los Gregorios Magnos, los Naziancenos, los Criséstomos, los Basilios y los Ildefonsos. Les pa- recia 4 los Amadeos, 4 los Anselmos, 4 los Bernar- dos, 4 los Buenaventuras y 4 los Aquinos, que sus _ ~predecesores no habian hecho mas que entonar la primera estrofa del gran himno de las alabanzas de Maria, 6 levantar la primera capa del gran venero de sus riquezas. No parece sino que creian que ha- bian estado frios aquellos verdaderos Serafines en carne humana,al alabarla, y empezaban ellos con nuevo fervor, con enuedo de gigantes, y con tanto ardor, que parece no tenian mas pensamiento que alabar y bendecir 4 Maria. Y por cierto que desde los tiempos de San Ber- nardo hasta los nuestros no ha cesado esa santa emu- lacion de los sabios de la Iglesia Catélica en alabar & Maria, ni mueho menos esta misma Iglesia ha de- jado de inculcar 4 sus hijos, que invoquen en toda ocasion & la Virgen Maria para ser salvos. Y hace -esto, porque hoy dia profesa la misma fe que tenia, cuando San Cirilo de Alejandria’ la lamaba en el Con- cilio Efesino, «Margarita preciosa del mundo, lim- »para inextinguible, corona de la virginidad, cetro »de la fe ortodoxa;» y decia que ella era el medio por elcual «la Trinidad es santificada, la cruz adorada, »los demonios ahuyentados, el hombre llevado al cie- »lo, y el error desterrado del mundo '.» » Pero nosotros tenemos mas motivo para repetir * ‘ Homil. contr. Nestor. pee a eae Sed Baa Leal ee ee ABs hn, Sbctow e ie ‘ Miah vd ub elas nsw Oe? er Me ee SUR EM A Sa

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