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e E INSTRUCCION _rehoz y en una palabra, todos los Sacerdotes co- mo coadjutores, cultores y guardas, debemos coo- perar á este cultivo , sin que alguno tenga licen- cia para estar ocioso , por cortos que sean los ta- lentos «que Dios le haya dispensado. ¡Ah! ¡Con guánto rubor y confusion mia habia de tratar es- te punto , si: hubiese de correr la serie de nues- tras obligaciones! ¡Quánto terror me sorprende al | considerar mi eibigsa en este laborioso empleo de Sacerdote! ¡Qué pureza! ¡Qué zelo! ¡Qué angeli- cal solercia se necesita para su desempeño! | Quando miro á mi Seráfico P. San Francisco, tan na y amigo de Dios, reusar con temor. y el se A de la preciosisima “sam - Jesucristo por. | cio; quando leo pao corrible sentencia del Salvador, dirigida prin- cipalmente contra: los Sacerdotes: Nisi abunda- werit justitia vestra , plusquam Scribarum, er Phariscorum, non intrabitis in Regnum Celornm (0) Si la justicia y santidad de los Sacerdotes no fuese mayor que la de los otros fieles ,-se nos cerrarán les; ¡puertas del Paraiso. Aqui desmaya mi pluma; vez de aproy A las almas, tal vez, r mi tibieza y mal egemplo , habré. “impedido el Hato: Y. si AOdatror Nepamos á tanta desdicha: ¿Qui erunt homines » (dice San Agustin) per quos a vobis error auferatur, cum vos elegerit Deus, per quos errorem auferat caterorum? (w) ¿Qué ha- rán los demas, que están A nuestra enseñanza, sino que todos pararemos en confusion hasta per= (1) Matt. cap. $. vers. 20, (u) D, August. lib. 1, Sem, Dom. in Monte c. 6. t+ 4.
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