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CATÓLICA. 37 necesitan , y tal vez son mas merecedores que no- sotros. Y sino fuera asi podriamos sospechar la blas= femia de que Dios era Injusto. Pues por eso fun: do el Señor su Santa Iglesia y Ciudad con el dr- den gerarquico , para que se comuniguen ordena- damente los beneficios. Y aun para apretar mas las obligaciones de la beneficencia , no solo esta- blecio la Iglesia con analogia á una Ciudad, sino A tambien á uña Casa. PARRAFO VIT La lalesia es ana Casa. a e Wi aquí se terminan las finezas de Cristo N. Bien con su Esposa la Iglesia, sino que para ma- nifestar mas los designios de su establecimiento , la llama su Casa; de donde toma ocasion el A= postol-San > Pablo para persuadirnos con qué a- tencion y respeto debemos tratary conversar en la Casa de Dios , que es la' Iglesia , no sea que la familiaridad mos haga osados + Ut scias quomodo fe oporteat in domo Dei conversari, que est Ec- elesia Dei vivi (1). Observad ahora, que toda la familia de una Casa se trata con la mayor satis- faccion y amor. El Padre con los hijos, y estos con sus hermanos. Asi quiere el Señor que le tra- femos , acudiendo a el en nuestras necesidades, por do que llama á su Casa, Casa de oracion: Domús mea, Domus orationis (m); y es cielto, (1) Pauli ad Thimot. 1.1 CAD. 3. Vr LS a: (m) Marci cap. 11. vers. 17. me a
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