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210; INSTRUCCION la tierra, dice David, están experimentando vues- tra providencia y” misericordia, Aun el Gentil E- pitecto (1) dice asi: ¿Quien puede negar la Di-. vina Providencia en estas cosas sublunares;O baxas; quando no se tuvo á ménos de- criarlas, conser- vatlas Cer ¡Oh! ¡Qué agravio á la Su- prema Magestad! ¿Quien como nuestro Señor Dios, que habita en las alturas, y atiende hasta Ys co- sas mas hpmildes en el Ciclo y en la tierra? ¿Quís sicut Dominus Deus noster, qui in altis habitat, et humilia respicit in Celo, et in terral Asi ex- clamaba David (k). El hombre , que es semejante 4 Dios , desde el cerebro , que es el trono de la alma, rige y todas. las acciones humanas, con tan- ta puntualidad - , que ninguna se executa sino es imperada de lavoluntad con: el previo conocimien- to. Todo lo que sucede en el Cuerpo, aunque sea en la parte mas remota, lo tiene presente , co- mo si en aquella parte solamente asistiera; por. que por las vibraciones se lo comunican los sen- tidos. ¡Oh portento de la divina sabiduria y om- nipatebeial., Si alguna cosa extraña toca en el pie; si alguna especie se presenta á los ojos; si algu- na on del ayre llega al timpano del oi- do; si alguna fragrancia a las narices; y si algu- nas particulas rigidas , O suaves, frican al paladar, en el momento tiene noticia el alma, sin salir de su trono. ¿Y que? El primor de una criatura dle ha de faltar eminentemente al Criador? (2) Epitectus in cap. 38. Comentar. (k) Psalm. 112. Y. 11. *

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