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128 INSTRUCCION te. y amorosa dolencia? ¡Que extasis! ¡Qué ternu- ras! ¡Qué profluvio tan impetuoso de amorosos sen= timientos , quando para contener su rapidez opo- nia el pasmo de su dolor! Desde entonces (dice - Lira) le quedó la costumbre de llorar toda su vi- da ,como que fuéron irreparables sus lágrimas (2): tomando incremento , y tanta intension , desde el -Galicinio hasta la Aurora, que se le pusiéron los ojos sanguinolentos , hasta añadir 4 su rostro este distintivo , por el qual le conocian. ¡Oh que lágrimas! ¡Que penitencia! Quale est cor “(dice un Sabio) tales sunt lacrime. Gomo es- tá el corazon , tales son las lágrimas que vierte. Estaba el corazon de San Pedro traspasado de do=- y herido de amor divino; con que sus law grimas amargas abian de ser una confeccion de dolory ternura. Felices lágrimas, q tuviéron la ¿cia del Sagrado Ma dice S. Leon Pa- pa. Y como los niños al nacer saludan con lagri= mas la entrada á la vida; asi saludó este peniten- te santo su nueva vida, llorando “y saliendo del seno de sus peligros: Exivit Less ibeot amare. ¡0h mis Oyentes. Llorar, apartarse de las. es y riesgos, son lágrimas de C codrilo, s S En to es infructuoso. Es un arrepgnti- miento fantástico. No puede ser el aborrecer ver= daderamente una desgracia, y perseverar en la o- casion de reincidir en ella. Tan en duda quedo la suerte de aquel Sabio tan favorecido de Dios; Salomon digo , que San Agustin, San Cipriano, (6) Lira in cap. 16, Matth, de

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