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sin duda le hacia: exclamar 4 David ca- da vez que lo consideraba: ¡Oh Señor! ¡Quán admirable es tu nombre en toda la tierra! (e) Dexando , pues , aparte los disiatal sistemas , €s siíñbien digno objeto de la reflexion. tanta multitud de estrellas er- _rantesy fixas, astros y planetas, que ha- -Cen sus períodos en sus Epiciclos por sus respectivas órbitas , y con sus respec» tivos movimientos. Pero á este globo terráqio lo proporcionó la Sábia Pro» videncia en tal situacion , que todas les sirvan á sus vegetaciones , temperaturas, y á tantas, yá ordenadas , y yá confu: sas — vicisitudes. En tan prodigiosa nume- rosidad de cuerpos celestes observó tam- bien Schirelo de Retia (f) en su Teo” Astronomía , con delicadísimos telesco- pios ¿cierto órden gerárquico en nueve Coros , como narrando y representando la gloria de Dios., y poresto desaprue- ba el que los distingan 4 los planetas con los nombres de gentílicas Deidades, Marte , Mercurio, Júpiter , Venus y Sa- (0). Psalm. go: É: ¿> ($) Fr. Anton. Maria Schirelo de Riusia. e Teo- Astronomia cap 5. Ánagog. Re 2

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