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grande obra de redimirnos, quifo, como aniínció David, y able Redencion fuefe copiola: 02: > En: l amargo cumulo de penas”, que to ró con fu finita paciencia el Redentor amorofo , fobrefale- aque- | Ja mortal , y payoroía agonia-, que lo afalto en el Huer- 10 de Gerhfemani, hiendo:Jas enormes culpas de los mor- tales las que formandofe formidable , infolente ejercito, ejecutaron aquel terrible afalto , en que combatiendo de un lado la parte inferior de lu Alma, y de-otro la fupe- rior, fueron acofando al Dios. Hombre , hafta lHevarlo, y ponerlo en el terrible lance de agonizar. Maldito el pecado ! exclama fervorolo mi Serafico Doétor San Bue- naventura, maldito fea él pecado ! que al miímo Dios hecho Hombre ,la eltrechó con una afliccion tan efpan- ola, que Heno de tedio, trifteza , y pavor Íu corazon ge- nerolo. O! verdaderamente admirable choque ! excla- ma San Lorenzo Juftiniano , en que la carne eftaba refif- tiendo: al éfpiricu ; al tiempo, qué el efpiritu repugnaba ¿la carne; á la manera, que un enfermo, que afpira con e e A e e a A ' 3 y uz P > A p E x nd a 10 e A , $ Y pr, Y + sl lo e y So: e ñ .. . .- 4. mano la amarguilima pocima reccrada,fe eftremece,ticm- bla, y fe congoja al haberla de beber. Ni le faltó 4 efte combate lo fangriento, porque en lo más duro, y eri- zado. de la contienda , á la. penetracion. de la infinita «enormidad del pecado,. y del pelo de la ofendida Divini- dad, le abrieron prodigiofamente los poros, y falió, por «llos con atropellado impulío tan abundante copiofa e gre, que lego á correr por la tierra, como-hace la agua, que arroja deshecha repentinamente. la nube con impe- ruola; lluvias. O digo» -— Miraba con penetrante perÍpicacia efta terrible.ago- nia lu Divina Madre defdé el retiro de lu Oratorio. ,: y compadecida intimaniente , embio algunos de:Íus: ES » . ra a - 3 a $ dl a h $hio ás