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719 danza sin pedir consejo á persona prudente que te pueda ilustrar. Cambiándolo demasiado pronto ó demasiado tarde: esto lo entenderás mejor, si recuer- dasque, como te decía e n mi anterior, cada director ha recibido del cielo.su propio don. Los hay muy ap- tos para principiantes, otros para aprovechados, y otros para perfectos; pero apenas se encuentran al- gunos que sean aptos para todos, ni siquiera para una sola persona toda su vida. Esto indica que es fal- sa la doctrina de los que dicen ser el mayor,mal de la vida espiritual la mudanza de director. Convengo con ellos en que es difícil conocer el tiempo y clr- cunstancias en que se debe hacer el cambio, pero no creo queel hacerlo sea tan gran mal como ellos dicen. Más todavía, sostengo que este cambio se debe hacer en algunos casos determinados. El alma que sin saber por qué, ha perdido la confianza con su director, y ve que ya nole entran en provecho su trato ni sus consejos; después de haber probado que eso no es una tentación pasajera, sino una realidad permanen- te, debe dejarlo; porque cuando esto sucede, es muy probable que él haya perdido la gracia de la direc» ción para ella, sin falta por parte de ninguno, Otro caso'es, cuando conocemos que dejaríamos al director, si no le estuviéramos tan obligados por lo mucho que le debemos, por sus pasadas bondades, Y por sus antiguos favores. En este caso, sino queremos des- agradar á Dios y sufrir detrimento en nuestra alma, debemos mudar de director, sin temor de incurrir en la fea nota de ingratitud; y la persona devota que por eso nos llame ingratos, hace, quizás sin sa- berlo, oficio de demonio. El último caso en que te aconsejo mudar de direc- tor, es cuando éste quiera mezclar en tu sumisión al- gún elemento de servidumbre. La dirección espiri- tual tiene cierta tendencia al absolutismo: á veces quiere ser tiránica. Pues bien: cuando esa tendencia sea marcada, rompamos la dirección sin miedo algu-

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