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aprender los secretos de más alta perfección, esco- gló por maestro al solitario Palemón: el grande Antonio fué celebérrimo director entre los monjes de Oriente: San Basilio y San Jerónimo hablan de la dirección espiritual, cual pudiera hacerlo San Francisco de Sales 6 San Felipe Neri; lo cual indica que la dirección era ya en aquel tiempo una tradición formada. Sérido fué director de San Doroteo, y éste de San Dositeo y demás monjes de su monasterio. El Asibaita dirige á San Juan Clímaco, y éste á los solitarios del Sinaí. Entre nosotgos vemos á San Leandró dirigiendo á sus hermanos Fulgencio, Flo- rentina é Isidoro; éste dirige á Ildefonso de Toledo y Braulio de Zaragoza; y éstos áuna multitud de varones ilustres. Donde quiera vemos la misma tradición. San Bernardo y Pedro Damiano hablan de ella como de cosa universal. Nuestro Padre San Francisco, dirigiendo á muchas almas santas de su época, tenía por director al célebre Fr. León. En los tiempos posteriores es tan conocida esta tradición, que no creo preciso el mencionarla. Por eso, cuando Molinos propaló que la dirección espiritual era cosa nueva en la Iglesia, ésta condenó como errónea semejante doctrina: y cuando los iluminados dijeron que el director espiritual no era necesario, sino que cada alma podía confiar ensus inspiraciones internas, la Iglesia los condenó y censuró severamente. Para terminar este punto, te diré con San Vicente Ferrer, que el director es de suma necesidad, y que Dios negará su gracia al alma que, pudiéndole tener no lo procura. Dela necesidad del director espiritual pasemos á su elección. Comunmente se enseña, siguiendo á San- ta Teresa, que el director espiritual. debe ser sabio, prudente, devoto y experimentado, y como es difícil que una persona reuna tan excelentes cualidades, se necesita mucho tino en la elección. El Padre Ayila dice que escojamos uno entre mil; y San Francisco
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