BCCPAM000540-5-09000000000000

65 generales á nosotros mismos y á niestras necesida- des espirituales; ; y de este modo se prepar: sal terreno para los afectos y propósitos que vendrán después. A. vista del cuadro que la memoria ha trazado, pon- derando cada una de sus circunstancias, el alma ha de preguntarse á sí misma: ¿Qué debo yo pros de esto...? ¿Qué lección práctica 580 aré de a puÍ.. ¿Qué motivos me persuade n á ello...? ¿Cómo he obr da yo hasta ahora...? ¿Cómo debo yo y por tarme en adelan- te...? ¿Y qué hi arépara portarme de ese modo...? ¿Qué medios elegiré...? ¿Qué obstáculos é in rpedimentos removeré...? A todas estas preguntas debe respon- derse el alma categóricamente, advirtiendo que la lección que allí ha de aprender no ha de ser teórica, sino práctica, no general, sino particular, y. ésta adecuada al carácter, condición y ocupaciones dia- rias de cada persona. Lo mismo se dabe decir de los medios que se elijan para conseguir ese fin: deben sér particulares, discretos y relacionados con nuestras actuales ocupacion es. De este modo superaremos me- jor los obstéááculosque se opongan á la consecución de ese fin, obstáculos de que nos dará un conocimiento claro nuestro examen diario. Cuando este ejercicio del entendimiento ha sido bien hecho, raras veces se llega al término sin que la voluntad haya prorr umpido en afectos y resolucio- nes. Rarísima vez acontecerá que nos venga en la oración un afecto fuera de su lugar corre spondiente; y por eso, cuando sintamos movida la voluntad, debemos parar el discurso y actuarnos en esa emoción santa. Cuando tus afectos sean de júbilo, gozo, triun- fo y otros semejantes, contenlos dentro de ciertos lí- mites, porque están«expuestos á ilusiones; cuando sean de compunción y llanto, tampoco le has de dar rienda suelta, sino de tardeen tarde: porque esos afec- tos tienden á ser inmoderados y dañan mucho á la cabeza, inutilizándonos para la oración. Pero si los afectos son de y ratitud, de amor, de humillación, 5

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz