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38 ¡Desgraciada el alma que se ha forjado tan falsa idea Svre el poder de Satanás! po. como decía San Ber- nardo, no tiene necesidad de demonio que la tiente, porque ella misma es su propio tentador. Por tanto, es preciso, si queremos sustraernos á la maligna influencia de este error, que sepamos bien lo que la Escritura santa y la teólogía católica enseñan respecto del poder de Satanás y Sus atribuciones sobre nosotros. Curioso, interesante y altamente instructi- yo es lo que sobre este asunto refiere el libro de Job, varón tan opulento como piadoso y justo. Hélo aqui: «Un día que los hijos de Dios se presentaron á él pa- ra adorarle, Satanás se mezcló con ellos. —¿De dónde vienes? le preguntó el Señor.—Vengo de recorrer la tierra cuan grande es.—¿Y has visto á mi siervo Job. yarón incomparable, sencillo, recto, temeroso de Dios y aborrecedor de lo malo? A lo cual contestó Satán: —¿Acaso Job sirve á Dios de valde? ¿A él, á su casa y á sus haciendas no los has rodeado tú, como con fuerte muro para que nadie-los toque? ¿No has bendecido sus trabajos y has multiplicado sus bienes sobre la tierra? ¿Qué mucho qué te alabe? ¡Tócale! ¡tócale! quítale los bienes y verás como te desprecia. —¡Anda! le respondió el Señor. Hazlo que quieras de los bienes de Job, pero no toques á su persona.» Y Satanás voló contento á ejec utar sus designios. Valióse de cuántos medios pudo, y en un mismo día fueron pasados á cuchillo sus criados, arrebatadas sus riquezas, quemados sus campos, robados sus gana- dos y muertos sus hijos bajo el techo de la casa quese desplomó sobre ellos. A vista de estas calamidades, exclamaba el paciente Job:-—-Desnudo salí del seno de mi madre, y desnudo volveré á la tierra, madre co- mún de todos. Dios me lo dió, Dios me lo quitó; sea bendito su santo nombre. BramandoSatanás de ra- bia, compareció en la presencia del Señor, que volvió á preguntarle: —¿De donde vienes?—Vengo de reco- rrer la tierra.—¿Y has visto á mi siervo Job, como no

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