BCCPAM000540-5-09000000000000
co le temía Santa Teresa. Porqué nuestro amor propio exage ra el poder del diablo. Noesél nuestro más formidable hemigo: Lo son el mundo y la carne. Con los tres hemos mbatir los tres vencer, si no queremos ser vencidos Prevenciones para el combate. Nada podemos por nos- otros mismos. Todo lo podemos en Aquel que nos conforta. Nuestra impotencia natural debe hacer ] nos desconfiar de nosotros, y confiar en Dios. Pro- mesas de Dios al que en el confíe. Textos bíblicos. El que tiene en Dios una e a r perfecta, es fuerte con la fortaleza divina. Animados con ella demos salir al combate, seguros de l: paid. ati » victoria. VIII El primer enemigo que nos sale al paso es el mundo. Guerra que nos hace. Esto debe consolarnos. El respeto humano. Es espantajo de niños. Su bajeza y tiranía. El fué el que acobardó á Pilatos. Lo que es el mundo según San Bernardo. El qué dirán. ass veces nos hace omitir las obras de piedad. Otras nos induce á querer agradar al mundo. Cuán triste es ny Arso arrastrar por él. Remedios con- tra ese mal. 1 hecho de San Francisco de Bor IX Sigue la lucha conel mundo, enemigo del alma. In- Huencia que ejerce sobre nosotros. Vanidades mun- danas son humo que el viento se llev: hedion- do. Naturalezas del dinero y las riquezzas. Idem de los honores. En qué hacen muchos consistir la honra. Diversiones y placeres. Son extremos 7 ligrosos. Pasaje de Salomón. Las galas: insensatez y locura de quien las usa. Lo que son en realidad. El primer vestido del mundo. Castigo que mereco el lujo. La fama. Cuán vana cosa es. ¡Fuera mun- do! Una décima que podía tenerse por cántico de victoria La oración. Arma poderosa para derribar todos los enemigos del alma. Ella nos eleva 4 una región 50
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz