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347 Beltrán se escapó también de noche para irse á un convento, sin decir nada á sus padres, y lo propio se cuenta de San Felipe Neri y de otros mil. ¿Pero áqué buscar ejemplos fuera de casa, si de puertas adentro los tengo á4 montones? Mi padre San Francisco si- guió su yocación á pesar delos obstáculos y maldicio- nes de su padre; mi madre Santa Clara se escapa una noche del palacio de su padre para tomar el velo de religiosa bajo la dirección del Serafín llagado; su hermana Santa Inés hace lo mismo, y furiosos los parientes van por ella, dispuestos á volverla á su casa arrastrando; pero Dios la hace de repente inmoble, de maneraquetodaslas fuerzas humanas no bastaron para moverla; y seca también de repente el brazo de su tío, levantado en el aire para abofetearla. ¿Y delos ¿Ilustres hechos de estos santos y de los milagros que Dios hizo en su favor, nose escandalizan esos cando- rosísimos padres? Pues entonces ¿por qué seescandali- zan de que yo tuviera propósito de saltarme por la tapia, si me hubieran cerrado la puerta para venir al convento? ¿Acaso me creían sólo? Pues estoy con una compañía tan brillante, que con ella no temo los dicharachos necios, ni la ojeriza del mundo. ¡Fuera, pues, escándalos farisáicos! que lo verdaderamente escandaloso es la conducta de muchos padres en la vocación de sus hijos. Se ha dicho que el amor es ciego, y quizás ninguno lo será tanto como el amor de una madre ó de un pa- dre. Ese amorciego lesimpide ver las leyes providen- ciales que rigen el destino de las almas y les hace olvidar que sus hijos no son suyos, sino de Dios, que los da y los quita cuando así conviene á sus inescruta- bles designios. Los padres no son más que deposita- rios ó lugartenientesde Dios; y por eso su deber es dirigir sus hijos y probar su vocación, si fuere nece- sario: ¡pero jamás oponerse á ella, si no quieren ha- cerse reos de lesa majestad divina! Figurémonos que Dios tiene destinado á un joven para ser un misione-

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