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334 de perderse; pues aunque corra mucho y bien, le ser- wirá de poco, por correr fuera de su propio camino, Nosotros somos de Dios, le pertenecemos por mil tf. tulos y de El dependemos en el ser y en el obrar: desobedecer, pues, su llamamiento divino, equivale á declararnos independientes, á romper los vínculos de subordinación que nos unen á El, á declararnos en abierta rebelión y á trastornar los planes que su amorosa providencia tiene sobre nosotros. Obrando de este modo, nos colocamos, por decirlo así fuera de su acción paternal, y ya no nos alcazarán las gracias y SOcorros extraordinarios, de que tanto necesitamos para la salvación. Trastornados así los designios de Dios con relación á nosotros, por no haber querido corresponder á nuestra vocación, ya es poco menos que imposible ser feliz en este mundo .y en el otro; en el otro, porque nos veremos privados de una mul: titud de gracias y auxilios eficaces, que hubiéramos tenido en el estado religioso 4 que Dios nos 1lamabl; y en este, porque la gracia común á todos los estados será para nosotros poco menos que estéril é infruc- tuosa, como lo es la lluvia para un terreno pedregoso, ¿Cual te parece á tí que es la causa de tantos males y desastres como vemos en los individuos y en las fa- milias? Pues no es otra que una mala elección de estado, ú falta de correspondencia á la vocación. Mu- chos por no haberlo consultado con Dios, Ó por haber seguido su propio capricho, viven fuera del camino que Dios les había señalado; edificaron sobre arena, y el edificio por su propio peso vino á tierra, dejándolos sepultados entre sus ruinas. Fueron rebel- desá la luz de su vocación, cerraron los ojos por no verla, y justamente se ven privados de sus clarísi- mos rayos. No quisieron conocer sus caminos, echa- ron por la vereda que fué más de su gusto, y extra- viados andan por los senderos de la vida. Están des- concertados fuera del lugar que Dios les había seña- lado: y ellos sufren y hasen sufrir á la familia y al