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326 ma. Así es, que las personas devotas debían tener un guarda especial en cada una de sus puertas, para que no dejaran entrar por ellas nada más que lo condu- cente á su aprovechamiento espiritual, á fin de tener siempre el corazón tranquilo, sosegado, recogido y dispuesto para el trato y comunicación con Dios. Mas porque en medio del mundo es forzoso muchas veces oir y ver cosas que causan inquietud y distracción, mor eso mismo es preciso trabajar por no darlesentra- da en tu interior, de tal modo que oigas las cosas co- mo si no oyeras, y las veas como si no las vieras, y te sirvas de las cosas de la tierra como si no te sirvie- ras, según dijo el Apóstol con enérgica frase, alegan- do por toda razón que pasa pronto la figura de este mundo. Los que de esta manera mortifican los senti- dos, privándose de mirar y escuchar lo que nada les importa, ó procurando olvidar pronto lo que vieron y oyeron, si no pudieron evitar el ver y oir, son los que consiguen fácilmente el recogimiento y la de- voción; mientras que los inmortificados que andan siempre curioseando en busca de noticias; cuando lle- gan á la oración, no pueden resistir al tropel de pen- samientos y distracciones que allí les cercan. Entre todos los sentidos, es menester tener espe- cial cuidado en refrenar la lengua, puesto que, como dice el Apóstol Santiago, si alguno cree ser persona religiosa ó espiritual, y no refrena su lengua, tenga entendido que seengafía y es vana su religión; y por el contrario, el mismo santo nos dice en otro lugar, que si alguno no peca con la lengua, ya podemos tenerlo por varón perfecto. Quizás por esto fué por lo que David pidió á Diosque pusiera guarda en su boca y cerrarasus labios con puerta de circunstancias, para no dejar salir de ella más palabras que las necesarias convenientes. No es fácil decir en pocas palabras os bienes que trae consigo la guarda de este silencio evangélico, ni los males que causa al alma devota el mucho hablar, aunque sean cosasindiferentes; porque