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307 tencia á ese mandato injusto y la oposición á esa vo- luntad tiránica, no sería nunca ni desobediencia n1 rebeldía: sino acción laudable, virtud heróica, bos- quejo del martirio, padecido por amor de la pure- e, digan lo que quieran en contrario los doctores profanos y lo confesores pusilánimes que se espan- tan de la austeridad del Evangelio y simpatizan con las máximas del mundo. Bien sé yo que esta doctrina no será del gusto de ciertos padres y ciertas madres que hoy se estilan; pero digo la ve »rdad y eso me basta; rd verdad es que ellos no tienen, ni han tenido, ni tendrán jamás derecho á imponer ásus hijos el est do que han de abrazar, y mucho menos para ol bligarles á dejar lo más perfec to por lo menos perfecto, d a virginidad por el matrimonio. ¡Lástima grande s lo que acon- tece en algunas familias cristianas, e ) apenas una hija rehusa la mano de un PA y manil- fiesta su propósito de permanecer en el celibato 6 de meterse en un convento, todos se revuelven contra ella, y para la pobre no hay más que cr íticas, des- precios 3y aversión me unifiesta, como si' fuera un cri- men elegir lo mejor, lo más perfecto lo que mi ÁS agrada á Dios y más dichosa hace al alma! ¡Cuántas quejas y cuántos lamentos se oyen cada día en el seno de la confianza á jóvenes que se ven desprecia- das y aborrecidas en sus casas, porque hán tom: ado la determinación de no casarse ó de irse al claustro! ¡Y lo peor es que los censores y despreciadores de esas almas puras, quieren pasar plaza de gente de- vota, y se acercan con frecuencia á la sagrada Mesa y dicen que quieren servir y amar á Dios; mientras que, en realidad, emplean los medios más inícuos para robarle un corazón, obligandoá la joven á que renuntie sus deseos de perfección, y consienta en ser de un hombre la que sólo tiene deseos de ser toda de Dios. Pero ¡ay! ¡bien caro pagarán ellos en esta ó en la otra vida.su loco atrevimiento, y bien cara paga- CARTAS Á TEÓFILA 21