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12 purificadas del todo con el fuego de la tribulación y restituídas á la inocencia, sehan hecho capaces de respirar el aire puro de estas montañas de perfección, nombre con que designamos esta postrer región de la vida espiritual. Aqui se gozan casi de continuo las dulzurasdel amor diyino, se siente la presencia delos ángeles buenos que nos velan con solicitud, y se re- ciben con frecuencia las visitas del Amado. Entonces es cuando éste introduce al alma en la bodega de su corazón, la embriaga con el vino de su amor, y tie- nen lugar los Julcísimos coloquios y el místico despo- sorio de que habla el Cantar de los Cantares, y que tan divinamente se ha visto realizado en nuestros grandes Santos. Pero como en este mundo no puede haber gozo cumplido, y este no es lugar de reposo sino de trabajos, el alma siente todavía sus fatigas al subir la cuesta de esos montes; porque en ellos retumba de vez en cuando el ronco trueno, serpea el rayo y descarga sus fuerzas pasajera tempestad; de modo que en esta región alternativamente todo es espantoso ó todo bello, todo aterrador ó todo sublime. De un lado está la elevada oración, las visitas celes- tiales, los regalos del Esposo, el sueño del amor divi: no; y de la otra la abnegación absoluta, la humilla- ción sobrehumana, las pruebas místicas y la cruci- fixión que el alma debe hacer de sí misma. Tales la alternativa en que se encuentra el alma al llegar á las montañas de la perfección, á la cumbre de la san- tidad. Aquí tienes, amada Teófila, delineado á grandes rasgos,el plano alegórico de la vida espiritual, del ignorado camino de la perfección cristiana. Más pu- diera y quisiera decirte sobre él; pero como ya esta carta excede los límites de tal, voy á ponerla fin, exhortándote á seguir animosa la senda de la perfec- ción. Si te hallas en la entrada del desierto espiritual, como yo presumo, y de tu carta se colige, no te arre- dren los trabajos que has de pasar en su travesía.

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