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7 ces sus fervores suelen ser grandes, t superan todos los obstáculos que secución de su objeto, es decir Al contrario, las almas en las tinieblas del pecado ó en el cieno de los vicios, al emprender el camino de la virtud, experimentan grandes fervores, porque son grandes las dificulta- des que han de vencer y grandes las pasiones que han de dominar, y grandemente seductores los inmun- dos placeres que han de abandonar. Estas almas, amaestradas con y ayudadas por la gracia, abandonan sus miserables deleites, se convierten á Dios y comienzan una nueva vida. Empiezan renunciando las falsas máximas que antes profesaban; después cobran horror al pecado y amor á la penitencia; luego dejan los lícitos, pero insulsos y peligrosos pasatiempos del mundo; más tarde practican algunas mortificaciones; y por último, se someten á las prescripciones de un confesor. propo- niéndose seguircierto método de vida. Al llegar aquí el alma convertida, está de lleno en la región de los primeros fervores. Un auxilio sobrenatural des- conocido hasta entonces, le ayuda á obrar con pron- titud y facilidad todo lo relativo al servicio de Dios. Siente una veneración y un respetofilial hacia la Diyi- nidad;experimenta un atractivo amoroso hacia Jesús Sacramentado y su Purísima Madre; halla gozo sensible en la oración, suavidad en los Sacramentos, gusto en las humillaciones, dulzura en las peniten- cias y facilidad en véncer las tentaciones; á veces se halla embriagada con las dulzuras del amor divino, y lé parece que habita en un mundo distinto del que antes habitaba. Estas gratas emociones son produci- das en lo natural, por la novedad del estado en que se encuentra el alma, y por la luz y conocimiento que recibe de las cosas divinas. cosas hasta entonces nunca experimentadas; por ló cual le causa una gran- de admiración, una dulce suavidad y un amoroso an grandes que se oponen á la con- , á su vocación religiosa. que vivieron largo tiempo amargos desengaños

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