BCCPAM000540-5-09000000000000
223 toque dá San Francisco de Sales á su Filotea (1): «Las moscas, dice el Santo, no fastidian y molestan por ser fuertes, sino por ser muchas; ni los negocios nos molestan y turban el ánimo por ser grandes, sino por ser muchos. Toma, pues, con sosiego los nego- cios que te se ofrezcan, y procura despacharlos por su orden, uno detrás de otro; porque si quieres eva- cuarlos todos de golpe, harás esfuerzos que te debi- litarán y arruinarán tu espíritu; y lo regular será que caigas con la carga sin hacer cosa buena.» Y si esto te parece poco, escucha las tremendas palabras que escribe el Padre San Bernardo al Papa Eugenio III, palabras que parecían irreverentes, si no las di- jera tan grande Santo al que fué discípulo suyo muy amado (2). «Mucho me temo, dice, que viéndote cer- cado de tantas ocupaciones como trae consigo el car- go pontifical, y desconfiando de verles el fin, vengas á perder el justo dolor que ahora sientes por no poder abandonarlas para dedicarte á la oración. Por eso se- ría mayor cordura hurtarles el cuerpo algunas veces, que no dejarte ir tras ellas, siendo conducido á donde no querrás, que es á la dureza de corazón.» Y después de explicar largamente los males que se siguen de la dureza de corazón, añade: «Mira, pues, á donde pue- den llevarte esas malditas ocupaciones, si por ventu- ra consumes en ellas todo el tiempo, sin dejar nada para tí. Mira que pierdes el tiempo (y por hablarte como Jetró á Moisés), te consumes con trabajos, los cuales no dan de sí más que aflicción de espíritu, cal- miento de ánimo y pérdida de la gracia.» Por estas palabras de San Bernardo podrás colegir cuanto sea el peligro de los quehaceres y negocios demasiados, y con cuanta discreción debemos entregarnos á ellos, aunque sean santos; pues á las ocupaciones inheren- tes al sumo pontificado, llama el Santo malditas. (1) Vida devota, Part. 11, cap. 10. (2) Libr. 1.2 de Consid.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz