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222 ja ver sus faltas é imperfecciones. Por esta causa tra- baja el demonio tanto para turbar los corazones de- votos con mil maneras de ocupaciones y enredos, pa- ra que embarazados y ahogados con ellos, ni tengan tiempo para ver sus faltas, ni fervor para entregar- se á la oración y trato con Dios. ¿Y qué ha de resul. tar de aquí? Pues que el espíritu se va poco á poco enflaqueciendo, hasta que no puede más, y viene á dar con la carga en tierra, perdiendo la devoción y ca- yendo en la tibieza.¡A cuántas pobres almas ha pa- sado esto! Muchos he visto navegar viento en popa, sin sospechar siquiera que iban á estrellarse contra este escollo; pero llegaron á él, y el naufragio fué inevitable. El cargarse con demasiadas ocupaciones, aunque sean tan santas como los ejercicios de piedad ó las obras de misericordia, arguye siempre imprudencia y falta de discreción en quien lo hace. Cada cual de- be medir el alcance de sus fuerzas para acomodar á ellas sus quehaceres, si quiere llevar una vida metó- dica y concertada; y hecho esto, aparte de sí todo lo que buenamente no puede sobrellevar. Porque si se deja yencer de ruegos, importunaciones ó respetos humanos, y se carga con muchos negocios, acaecerá que tarde ó temprano dará al traste con todo. Y mu- chas veces sucede. que las cosas se pueden desechar fácilmente en un principio, sin cargarseuno con ellas: pero que después de haberlas admitido, no se pueden rechazar, yse halla el hombre rodeado por todas par- tes de cuidados, sin saber por donde salir. Por esta razón es menester mucha prudencia, para evitar los golpes y prevenir los peligros que en este punto podamos tener: porque los muchos quehace- res embargan el tiempo que debemos dar á la oración, y los muchos cuidados embarazan el espíritu para que no se pueda entregar á ese ejercicio, sin el cual no dará un paso en su aprovechamiento espiritual. Y si te parece que exagero, atiende á este documen-

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