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ió 186 han pasado ya. ¿Qué le queda á la pobre alma de cuanto en ellos gozó? ¿Qué le resta de cuanto disfrutó en ellos con disgusto de Dios? Un pesar triste y un arrepentimiento amargo. A la persona que más haya brillado, reido y gozado; á la que más se haya diver- tido y más haya triunfado en el año que acaba de pasar, quisiera yo preguntarle: ¿Qué te queda po- bre alma, de todas esas bagatelas que han formado el tejido de tu vida? ¿Qué tienes tú hoy más que yO, que nada de eso disfruté? Tú, que tanto has brillado en los salones, ¿qué tienes hoy más que la otra perso- na que no quiso salir del retiro de su casa? Lo mismo tienes tú hoy de tanto como te has divertido, que yo, que en todo el año no supe qué cosa era diversión; con esta diferencia, que yo por no querer divertirme, he ganado mérito ante Dios, y tú con tus diversio- nes, quizás le habrás ofendido y merecido un infier- no. Lo mismo te queda á tí hoy de cuanto te has reído durante el año, que al otro pobre que, en vez de reirse, lloró muchos días en el recogimiento de la oración; y ojalá que te quedara lo mismo! pero ¡ay! que él con su llanto obtuvo perdón de sus culpas, consiguió gracia, y ganó el cielo; más tu risa, tus vanas alegrías, no te han producido más que pérdi- das de gracias y penas para la otra vida. Menos te quedaá tí de los placeres insulsos y livianos que has gozado, que á la otra persona que privándose de ellos nada gozó; porque á ella le queda el dulcísimo placer que traen consigo el testimonio de la buena conciencia y la tranquilidad del alma; mientras que á tí solo te resta la amaroura que trae consigo el re- mordimiento y la aflicción de espíritu. Pues, si al cabo del año tiene lo mismo el que nada goza, queel que disfruta mucho, y menos aún este que aquel, ¿có- mo te entregas á vanas alegrías y á delicias munda- nas, Olvidado de Dios y de tu último fin? Si después de todo, tú que has nadado en diversiones, tienes a] fin del año lo mismo que el que nada se divertió; y si