BCCPAM000540-5-09000000000000
mundo, donde sólo se habla de pasar el tiempo, como si el tiempo no pasara por sí mismo con velocidad es- pantosa? Y ¿habrá cristianos y personas devotas, y sacerdotes, y religiosos, que gasten el tiempo en co- 3as frívolas y baladíes, dejando caer de sus labios la frase vamos á pasar el rato, á pasar la mañana, á pasar el día? ¡Oh lastimosa palabra! diré con San Bernardo. ¿Con que vasá pasar el rato inútilmente? ¿Y no sa- bes que este rato te lo ha dado Dios para adquirir gracias, atesorar méritos, y ganar gloria? ¡Ay! que algún día echarás de menos ese rato que hoy des- precias, y algún día llorarás por esa mañana que hoy pierdes inútilmente. Pues para que á tí, mi buena Teófila, no te pase otro tanto, toma con tiempo aquel consejo del Após- tol, que dice: Dum tempus habemus operemur bonum (1). Mientras tenemos tiempo, obremos bien, y trabaje- mos en nuestra propia santificación; porque llegará un día en que el tiempo se nos acabará, y no podre- mos ya merecer más, puesto que no habrá más tiem- po: (Juia tempus non erit amplius (2). Lo que no pue- den hacer los condenados en el nt o por toda la eternidad, con sus tormentos horribles, su amargo arrepentimiento y su llanto infructuoso, (que es aplacar la ira de Dios y alcanzar perdón de sus cul- pas), eso podemos hacerlo hoy nosotros con sólo un suspiro que demos. Lo que no podrán jamás en el purgatorio las almas que allí padecen (que es apagar aquellas llamas, y evitar aquellas penas con sus ora- ciones y buenas obras), lo podemos hacer aquí nos- otros con penitencias y actos de virtud, mereciendo para ellas la mitigación, y para nosotros la exención de aquel castigo. Y loque no podrán hacer los santos en el cielo, ejercitando los más heróicos actos de vir- tud (que es merecer un grado más de gloria), eso po- (1) Galat. vr, 10. (2) Apoc. x, 9.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz