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170 humaredas y tinieblas en que te hallas metida, y ten confianza en la bondad y sabiduría del Artífice diyi- no, que no te sacar á de ahí hecha ceniza, ni quemada, ni tiznada; sino blanca y pura como porcelana de Chi- na, fuerte y dura como el pedernal que no se quiebra, y finalmente, útil y vistosa para que seas vaso de eléc. ción y vaso de honor en la mesa del Rey de la gloria. Una cosa hay aquí mucho para temer, y es el pe- ligro de que se quiebre la loza antes de ser cocida y sacada del horno; porque si los platos tuvieran senti- do, al ver que el humo los tizna y la llama los calien= ta, y que el hornero atiza el fuego y amontona leña para que arda más, no cabe duda que, faltos de valor y sufrimiento, saltarían del horno y se quebrarían todos: ó mejor dicho, si tuvieran verdadero conoci- miento y compararan lo mucho que han de valer co- cidos, con lo poco que valen crudos, estoy seguro qué sufrirían el fuego de buena gana, ó al menos con resignación, para mejorar de estado. Pues no hagas tú, Teófila, tú, vaso de honor, no hagas lo que no haría uu vaso de barro si se hallara en tu lu- gar. Ten paciencia, te repito, para que no salgas va- so quebrado, porque te tirarán al estiércol como casco de vasija rota: sufre con resignación, si río puedes con alegría, que presto se apagará ese fuego, después que te hayas purificado. No temas ni desma- yés, aunque veas al demonio atizando solícito ese horno en que Dios te está purificando, porque, cuan- do Nuestro Señor te vea del todo pura y hermosa, á él lo mandará al infierno y á tí te recibirá en sus brazos amorosos. Oréeme; y no te engañes á ti misma, pensando que esas imaginaciones tan feas, y esas tentaciones tan violentas, y esas sensaciones indefi- nibles, y la turbación que las acompaña y el marti- rio que las sigue, son cosas tuyas 6 hechas por tí; que no son, sino cosas del demonio, palabras que él te dice interiormente, imágenes que te representa, y sensaciones que él te hace percibir. Desprécialo todo