BCCPAM000540-5-09000000000000
144 ciendo: «me resuelvo á ser humilde, nunca mas seré soberbia,» esta resolución será inútil y sin fruto. Aunque toda tu vida estés así, tirando de ese árbol, no lo arrancarás. ¿Quieres arrancarlo pronto? Corta poco á poco y una á una todas sus raíces, y el_árbol vendrá á tierra sin grandes esfuerzos tuyos. Lleva examen particular por un mes ó dos, óel tiempo que sea necesario, de no responder con malos modos ni á tus iguales ni á tus mayores, aunque te den mo- tivo para ello. Cada vez que faltes á este propósito, apunta una falta, de modo que te sea fácil saber cuán- tas has hecho durante el día, sin andar discurriendo ni pensando en ello. Pídete á la noche cuenta exacta de las veces que has faltado, imponiéndote por cada una de ellas una ligera penitencia, como rezar un Aye María ó besar el suelo. Vuelve mañana á hacer lo mismo, y compara un día con otro, y una semana con otra, para ver cómo te va con este ejercicio; y si te va bien, porque tus faltas son menos, da gracias á Dios, 4 quien todo se debe; y si no te va tan bien como tú quisieras, confúndete y pídele al Señor gra- clas para portarte mejor la semana siguiente, sin dejar esta práctica, hasta que hayas salido con tu intento. Luego proponte no impacientarte por nada que te acóntezca; renueva tu propósito cada mañana cuando te"levantes: examínate á la noche de las veces que has faltado: imponte por cada falta una pequeña penitencia: compara las faltas de hoy con las de ayer, y las de esta semana con las de la pasada; y no dejes este ejercicio de paciencia, hasta que hayas al- canzado esa paz del corazón,esa tranquilidad de espí- ritu que nada ni nadie la turba. Conseguido esto, empréndela de nuevo con otra falta de las que más te dominan y no dejes de perse- guirla del mismo modo, hasta que la hayas extirpado por completo. Después vuelve á la carga con cual- quier otro defecto hasta que lo arranques” de raíz, y AAA A
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz