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138 FLORES DEL CLAUSTRO dar, para tener sospechas y desconfianzas, siendo yo quien soy y dándote las quejas que te dí; pero á pesar de eso,'no me preguntes si te amo; porque ¿cómo no amarte? Tus manos me formaron, tu Providencia me mantiene, tus criaturas me sirven, tu sangre me resca- tó, tu amor me abrasa... ¿y me preguntas si te amo? Tú eres, ¡oh Jesús! el descanso de mi vida, la lum- bre de mis ojos, el consuelo de mis penas, el paraiso de mi corazón, las delicias de mi alma, la prenda de mi gloria, el centro de mi sér, la vida de mi vida, ¿y me dices si te amo? Tú eres para mi alma Amigo fiel, Esposo tierno, Padre cariñoso, Pastor divino, Maestro compasivo, Amante enamorado, luz y esperanza, salvación y re- dención, dulzura y consuelo, amor y bienaventuranza, salud y gloria.. ¿y me preguntas si te amo? Tú me diste cuanto tenías, te hiciste por mi pobre, siendo rico; naciste en desamparo, viviste en humilla- ción, sufriste males sin cuento, padeciste tormentos in- decibles, sucumbiste entre las mayores afrentas, y siendo inmortal, sufriste muerte por darme á mi la vi- da y hacerte vida de mi alma... ¿y me preguntas si te amo? Sí, ¡mi amantísimo Jesús! te amo con toda mi alma y con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Te amo más que á mi vida, más que á mi alma, cuanto soy y cuánto puedo. Pequeño es mi poder; pero grande, muy grande mi querer. Rastreras son mis obras; pero mis deseos vuelan muy alto, porque quisiera amarte con el amor de todos los santos, con el ardor de todos los se- rafines, y deseo abrasarme en los incendios de tu mis- mo corazón. ¡Oh, qué fuego es ese en que tú ardes! es un fuego que recrea, un fuego que atormenta dulcemente, un fuego que abrasa y no consume, Ó consume y conserva