BCCPAM000540-5-07000000000000
a acacia . j A 4 $ E 326 LA VIDA RELIGIOSA vencerse á sí misma, negar su propia voluntad y su propio juicio, dar su brazo á torcer, cuando lo puede tener en actitud amenazadora de mando ó de castigo; y de estas cosas tan grandes y tan fuertes tiene mu- chas yeces que echar mano una Prelada, si quiere ser buena y cumplir con su deber. Tiene que condescen- der muchas yeces con la flaqueza de las súbditas; tiene que esperar la hora oportuna para la corrección y el castigo; tiene que acomodarse al caracter de cada una, y esto sin menoscabo de su autoridad, sin quebranto de la obediencia y de la observancia, que deben per- manecer siempre en su vigor. Tiene que vencerse á sí misma, y humillar su corazón para que no se levante á mayores, ni ponga la mira en sus preeminencias, rega- lo y estimación, queriendo tener quien le sirva, y le cosa la ropa, y se lo haga todo nuevo y aparatoso. En eso y en todo lo demás que huela á vanidad, soberbia y señorío debe ella yencerse continuamente, abajándo- se á ser ayudanta de la cocinera y de la enfermera y de la ropera, á imitación de aquella mujer fuerte que trabajaba con la rueca y con el huso. Manum suam aperuit inopi et palmas suas extendit ad pauperem. Abrió su mano para dar al necesitado, y la extendió para socorrer al pobre. Grande elogio es este que hace Dios aquí de la mujer fuerte, y en él nos dice que la buena Prelada debe ser limosnera, ya sea pobre su Comunidad, ya sea rica: si es rica, porque puede darla; y si es pobre, para que á ella misma no le falte. Y no es esto paradoja, aunque lo parece; sino verdad de fé salida de los labios de Jesucristo, el cual dijo: Dad y os darán; porque con la misma medi- da que midiéreis sereis medido. De modo, que si por ser la Comunidad pobre da poca limosna, poco le dará Dios á ella; y si da mucha, le dará mucho: de dondese sigue que mientras menos tenga, más debe dar para
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz