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ERRADA AIRES > 320 LA VIDA RELIGIOSA Ella misma ha de buscar el lino y lana para vestir sus monjas y trabajar con ellas y ganarse el sustento con su trabajo cuando no alcancen las rentas ó las limos- nas falten; que si lo hacen así y son fieles observantes de su profesión, seguramente les enviará Dios lo nece- sario para la vida. Pero si hay el diabólico prurito de dejar recuerdo de la Prelacía, comprando unas corti- nas para la Iglesia, ó un terno para la sacristía, ó ha- ciendo obras y reparos innecesarios en el edificio, en- tonces no me extrañaría que falte lo necesario á quien gasta lo superfluo; y que viendo las religiosas que no tienen ni lo preciso, pidan á éste y al otro, entablando relaciones y visiteos en que el demonio se lleva la me- jor parte. Si en las Comunidades escasas de recursos se hi- ciera todo en casa sin dar nada á coser ó lavar fuera; si ellas mismas, yendo la Prelada delante, se ejercita- ran en coser, bordar, lavar y planchar ropa de iglesias, en hacer flores artificiales y cosas parecidas, pero todo en común, y nada, absolutamente nada en particular, ni siquiera un escapulario, entonces no solamente ten- drían para ayudarse, sino que sería causa de muchos bienes, como he visto por experiencia en algunas par- tes: mas si esto no se hace ó se hace en particular, para que cada cual corresponda á quien la regale, en- tonces..... ¡qué dolor y qué bajeza para las esposas de Cristo! Entonces unas pasan el día haciendo roscos, dulces y conservas para sus allegados, la otra en bor- darle una relojera á su padrino, la de más allá en ha- cer muñecas y dijes para los niños de su madrina, y las restantes en cosas por el estilo. No, Margarita mía; no permitas este desorden en tu Comunidad. Provéelas á todas de modo que no les falte lo necesario ni haya nada superfluo; y, para conseguirlo, trabaja con tus manos y haz trabajar á las demás, que las esposas de
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