BCCPAM000540-5-07000000000000
Po 262 LA VIDA RELIGIOSA para que sus tropas se animasen á derrotarlos comple- tamente, dió este bando: “Maldito el soldado que co. miere bocado hasta que haya tomado venganza de mis enemigos., Y con ser este bando tan injusto y tan rigu- roso, todos se sometieron á él y nadie pensó en que- brantarlo. Y lo más notable fué que llegando el ejérci- toá un bosque de árboles seculares en cuyos troncos grieteados ó huecos habían formado las abejas multi. tud de panales, cuya miel corría hasta el suelo; con llevar ellos hambre y ver preparada la mesa y un tan exquisito manjar á mano, ninguno se atrevió á comer niá faltar 4lo ordenado, aunque lo pudo hacer sin ser visto ni notado. Sólo Jonatás, que no había oido el ban- do de su padre, alargó la lanza y tomó con la punta un pedazo de panal. Y con ser él hijo del rey, un simple soldado que lo vió quebrantar la ley, volviendo por la observancia de ella, le dijo que no podía hacer aquello lícitamente, porque su padre lo había prohibido. Así lo hemos de hacer nosotros, avísando amistosamente al que por ignorancia ú olvido falta á lo mandado, guar- dando siempre la gradación evangélica y acudiendo al Superior, cuando nuestras advertencias fueren despre- ciadas. A todos nos toca la regular observancia y todos hemos de mirar por ella. Para esto es muy provechoso acostumbrarnos des- de el principio á llevar sobre nosotros el yugo de la ley, según aquéllo de Jeremías: Bonum est viro cum portaverit jugum ab adolescentia sua. Bueno es para el religioso ajustar su conducta desde el noviciado 4 las prescripciones de su regla, llevando el peso de la observancia con soltura y alegría. ¡Síl con soltura y alegría, y no como otros mal sufridos y quejumbrosos que andan siempre rostrituertos, suspirando, queján- dose, retrayéndose de la observancia y poniéndose cariacontecidos para que les dispensen de todo. Estos
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz