BCCPAM000540-5-07000000000000

LA VIDA RELIGIOSA fectos 6 defectuosos, sabios 6 ignorantes, jóvenes ó viejos, de alta 6 baja esfera. Y obedece con diligencia y sin demora, haciendo las cosas no á su gusto, sino á gusto de quien se las mandó. Tal es el retrato de un verdadero obediente pintado por mano de losSantos. San Bernardo y nuestro seráfico Doctor San Bue- naventura dicen además que la obediencia para ser perfecta, ha de ser pronta, ciega, alegre y generosa. Pronta, porque la tardanza en obedecer es obsequiar y dar gusto al diablo; y por eso el buen obediente cuando le mandan alguna cosa, aplica el oído para es- cuchar lo que le ordenan, prepara los pies para irá cumplirlo y las manos pará ponerlo por obra, llegando hasta dejar la letra comenzada por irse á obedecer y no perder un ápice del mérito de esta virtud. Y cuán grata le sea á Dios esta prontitud en obedecer, lo ha demostrado Él en muchas ocasiones con repetidos mi- lagros. Ciega debe ser también la obediencia, y esto quie- re decir que no tenga ojos para ver ni examinar los motivos nirazones de lo que se le manda; ni quiera averiguar el por qué se le manda á él y no á otro, con qué intención se le ordena ésto y no aquello, porque el que estas cosas examina, no es perfecto obediente. La obediencia verdadera, como enseña el Doctor melífluo, curiositate carens, carece de curiosidad, no examina por qué ni para qué, cómo ni cuándo. El único argu- mento que se le ofrece es el siguiente: ¿Es obediencia? luego es voluntad áe Dios; luego es lo mejor que yo puedo hacer; luego no hay más que cumplirlo pronta y ciegamente. La tercera condición de la obediencia perfecta es que sea alegre, y esto quiere decir que se obedezca de buena voluntad, con gozo de alma y agrado exterior, sin quejas, desconfianzas ni murmuraciones, pensando

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz