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148 LA VIDA RELIGIOSA la pobreza fundamento de la Religión, porque ella es la base sobre la cual se levanta airoso el edificio de la perfección adornado por la obediencia, la castidad, la mortificación, la humildad y todas las demás virtu- des del estado religioso. Y no es sólo su fundamento, sino muro que la cerca, y baluarte que la defiende de sus enemigos y adversarios. Baluarte contra el mundo, al cual tiene puesta la puntería para librar al religioso de sus seducciones, de sus falaces encantos, de sus aires pestilentes, de la corrupción que en él reina, y de los cuidados, distracciones y embarazos que causan sus mentidos bienes. Baluarte contra la carne á cuya sensualidad se dirigen todos los tiros que en él se disparan á fin de domar la rebeldía de la con- cupiscencia; y para ello aparta del religioso los goces lícitos de la vida, dándole de ordinario comida pobre, cama dura, mesa parca, vestidos humildes, utensilios modestos, todo respirando pobreza, todo santificado por la obediencia, todo marcado con el sello de la pe- nitencia, de la abnegación y el sacrificio, virtudes de que se vale la pobreza para tener sujeta á la sensuali- dad. Baluarte contra el demonio, pero baluarte cuya principal batería apunta directamente á ese enemigo irreconciliable de la vida religiosa; baluarte que cie- rra al demonio la puerta para entrar en el corazón del religioso, pues sabido es que, si este enemigo arrastra tantas almas hacia el infierno, es porque tiene de don, de cogerlas; pero al religioso verdaderamente pobre, al que de todo afecto terreno está desnudo, á ese no le puede coger por parte alguna, Este es el muro que resiste los primeros asaltos de los enemigos de la religión, y mientras ese muro se conserve, segura está la fortaleza, porque no tiene en: trada el enemigo. Bien sabe esto el demonio, y por eso hace tantos esfuerzos y pone en juego tantos medios
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