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o e A a: Ó CARTAS Á SOR MARGARITA 119 perfección para cumplir aquello que dice Jesucristo en el Apocalipsis: El que es justo, que se justifique más; y el que sea santo, que se santifique más. Por esta razón el buen religioso no se contenta ni puede contentarse con ser bueno, porque está obligado á procurar ser mejor, aspirando á mayor perfección cada día; y de aquí la conocida y repetida sentencia de los Santos Padres, que en el camino de la virtud, no ir adelante es volver atrás, y no progresar es retroceder. Y no es mucho que los Santos digan esto, puesto que el Santo de los Santos dijo, que “el que pone mano al arado y mira atrás, no es á propósito para el reino de los Cielos., Pues si en el camino de la virtud, sólo el mirar atrás hace inepto al hombre para el reino de Dios, ¿qué será pararse en ese camino? Ya lo dijo San Agustin en una de sus cartas á Demetrio: En este ca- mino mirar atrás equivale á pararse, pararse es no adelantar, no adelantar equivale á retroceder; y así, si no queremos volver atrás, es menester que siempre procuremos ir corriendo hacia adelante. Si volumus non redire, currendum est, Si no queremos que la corriente de las pasiones arrastre la barquilla de nuestras almas al mar de la culpa, menester es bogar y remar siempre, porque, desde que dejemos de hacerlo, iremos agua abajo hacia el abismo. Y ¡ay dolor! cuántos son arrastrados! y á qué estado tan lastimoso llegan! Bien lo dijo el mismo Santo: “Desde que comencé á servir á Dios, no he co- nocido mejores cristianos que los que viven en los mo- nasterios, cuidando de su aprovechamiento espiritual: pero tampoco los he visto peores que los que cayeron en relajación por no procurar su adelanto en la virtud. Y concuerda muy bien con esta tremenda sentencia de S. Agustín aquel axioma filosófico que dice: Corruptio optimi pessima. E % ó . ; A 4

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