BCCPAM000540-5-07000000000000
112 LA VIDA RELIG[OSA última perfección será la que le dé al religioso el últi- mo complemento, y en este caso ya nada le faltará ni le sobrará. Pero ¿dónde está ese último complemento? ¿Cuál es? Pues muy sencillo: La posesión completa de Dios. Cuando el religioso posea á Dios completamente, tendrá su último complemento, y entonces nada le fal- tará ni le sobrará. Bien sé que esto no se alcanza en la vida presente, y por eso decía que era inútil buscar aquí la perfección absoluta y completa; pero también sé que á Dios podemos poseerlo ya en este mundo, y esa posesión de Dios es la medida de nuestra perfec- ción, 6, mejor dicho, esa posesión es la verdadera per- fección que buscamos Averiguado que la posesión completa de Dios es lo que nos hace perfectos, resulta que tanto más per- fecto será un religioso en esta vida cuanto más com- pletamente posea á su Dios. La dificultad está ahora en averiguar cómo y de qué manera hemos de poseer á Dios, para ser lo más perfectos que podamos; y esta dificultad queda resuelta con sólo recordar que á Dios, únicamente podemos poseerlo por auwlor en esta vida y en la otra. Jesucristo mismo nos enseñó esta sublime doctrina cuando dijo: “El que me ama será amado de mi Padre, y yo también le amaré. Y luego: “Mi Padre amará al que me ama, y vendremos á Él, y en su cora- zón haremos morada, (1). Y el discípulo amado repi.- tiendo estas celestiales enseñanzas del divino Maestro, añade: “El que no ama, no conoce á Dios (ni puede poseerlo), porque Dios es amor., Y más adelante: “Dios es amor, y el que lo ama está en Dios y Dios está en él, (1, 1v). De modo que, según esta doctrina del Cielo. por el amor poseemos á Dios y somos de El poseidos, y como esa doble posesión es la felicidad suprema y el
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz