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Ó CARTAS Á SOR MARGARITA 99 gún la misteriosa frase de San Pablo: Abscondita est cum Christo in Deo. Esta vida misteriosa y nueva es el tercer efecto del Bautismo, que por esto se llama Sacramento de rege- neración, porque da nuevo sér al que lo recibe, y lo mismo puede decirse en su línea de la profesión reli- giosa hecha como se debe; porque el hombre después de haber sido con harta frecuencia en su vida mundana semejante al primer Adán, terreno y prevaricador co- mo él, luego que entra en el claustro y hace sus votos, toma en la profesión la semejanza del segundo Adán, Cristo Jesús, adquiere nueva vida, y se hace inmacu- lado como Él. Si el alma por dicha suya adquiere esta vida tan nueva como celestial, entonces siente que en ella todo es nuevo; nuevos sus pensamientos, nuevo su modo de ver las cosas, nueva su maner: de apreciar- las, nuevos sus gustos é inclinaciones, nuevas sus obras y la manera de hacerlas. En tal caso bien podemos aplicarle las palabras del Concilio de Trento y decir de ella como del recién bautizado, que no anda ya según las malas tendencias de la carne, sino que despojada del hombre viejo es ya por su profesión inocente, in- maculada, pura y amada de Dios en todas las obras y detalles de su vida. Bien comprendió esto S. Bernardo, cuando escri- bía estas valientes palabras: “¿Queréis que os diga por qué razón ha sido llamada la profesión religiosa segun- do bautismo con preferencia á todas las otras obras meritorias del hombre? Pues, porque ella es una per- fecta renuncia del mundo, y porque la excelencia sin. gular de la vida espiritual que la acompaña, la eleva sobre todos los otros géneros de vida que existen en la tierra; de modo que los religiosos, dejando la semejan- za de hombres, toman la de ángeles, y aun reproducen en sí mismos la imagen de Dios, conformándose con A