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E BS deingratitudes! y vamos á ser ya buenos hijos de tan dulce Madre. Madre de mi alma! Permíteme que te llame de esta suerte. Bien sé que por mis iugratitudes no soy digno de invocarte con tan dyicísimo nombre! Conuzco que, habiendo sido tan mal hijo, no debia te- ner atrevimiento para llamarte Madre; pero, Madre de mi alma, no quiero que las humanas miserias me priven del con- suelo que experimenta mi corazón cada vez que te diga Madre mia. Sé que no merezco ser tu hijo, porque la vida de la gracia que me diste,la perdi por el peca- do; pero sé también que tú mereces que los pecadores teaclamen por su refugio, y acudan á lí para recobrar la gracia per dida. Por eso acudimos á tí, piadosísima Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza de tus hijos. Enferma tenemos porla culpa la vida sobrenatural que de tí recibimos: muévate á compasión nues- tra desgracia, y muestra queeres nuestra Madre! Monstra te esse Matrem! Despier- tanos del sueño dela culpa! Vuélvenos á la vida de la gracia! Cuéntanos entre tus