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— do Jesucristo con estas palabras: Mulier. ecce filius tuus. Estas palabras de Jesús expresan, amados hermanos míos, una realidad di- vina; no es frase puramente designativa, no indica sólo una mera adopción por parte de María; dice muy clara y termi- nantemente que Ella es real y verdadera Madre de todos los hijos de Dios, de to- dos los que abren sus ojos á la luz de la gracia divina. Esta maternidad inefable de María la ignoran hoy muchos cristianos, ó pasa desapercibida para ellos; y por eso creo que es esta ocasión oportunísima para demostrar, fundado en la tercera pala- bra de Jesucristo en la Cruz, que la Vir- gen Santísima en el orden sobrenatural es nuestra Madre real y verdadera, por tres razones muy poderosas. La prime- ra, porque sustituye á Eva en el orden divino, siendo Ella para nosotros en la vida sobrenatural, lo que es Eva en la vida natural, La segunda porque ha con- tribuído á darnos el ser de la gracia, de la misma manera que nuestra propia

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